Nunca más cierto eso de que las apariencias engañan: Estas sillas
para el jardín se ven geniales pero pocos adivinarían que son en
realidad centrales de energía solar.
Reveladas en el Festival de Arte, Ciencia y Tecnología realizado con
motivo del 150 aniversario del MIT (Massachussetts Institute of
Technology), son creación de la Profesora Sheila Kennedy y su equipo,
quienes las bautizaron “Soft Rockers” (“Mecedoras Suaves”). Lo de
mecedoras se explica a sí mismo, lo de suaves no tanto, así que aquí
vamos: No sólo están hechas con paneles de madera suave o “blanda”, sino
que también representan algo así como una contraposición a la dureza de
la arquitectura urbana moderna.
Sheila y sus colaboradores tomaron nota de un dilema existente en la
industria de la construcción actual: Casi todas las partes disponibles
para fabricar son producidas en masa, pero al mismo tiempo hay una
necesidad creciente de objetos cuya forma esté especialmente adaptada a
su uso. En otras palabras, les demandamos a cosas manufacturadas en
serie que tengan cualidades únicas. La “Soft Rocker” se constituye como
una de las posibles respuestas al conflicto. Su curva con forma de hoja
“explora cómo tablones estándar de madera pueden customizarse
masivamente para adaptarse a la latitud y el ángulo solar de locaciones
específicas, usando software de diseño paramétrico y fabricación
automatizada con un brazo robótico Kuka liviano.”
Las sillas fueron instaladas en Killian Court, dentro del campus de
MIT. Son capaces de generar un sistema interactivo de rastreo solar de
35 watts con un axis de 1.5, que tiene en cuenta el poder humano del
equilibrio. En términos más simples, estas criaturitas son capaces de
detectar el peso de quien se sienta en ellas, y ajustan su inclinación
como corresponda para quedar en dirección al sol y colectar su energía.
Esta energía es guardada por partes electrónicas de suave o baja
potencia (hey, he aquí otra razón por la que se llaman “Soft Rockers”),
que también son responsables de cargar la batería de 12 amperios-hora.
Si el aspecto científico del proyecto no termina de atraparte,
pasemos a cosas más crudas y prácticas: Su utilidad. Cada silla tiene
una plataforma USB que el ocupante puede emplear para recargar su
teléfono celular, reproductor de mp3, parlantes, etc. Además, de noche
las sillas resplandecen con luz electroluminiscente azulada y parecen
salidas del set de TRON. Esto no es exactamente utilitario pero no
pueden negar que se ve increíblemente cool.
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